
Ya hace unos meses abordaba el tema de la importancia de decir que No e inevitablemente, en todo este proceso de mirar de poner límites de forma respetuosa, como adultos, nos preguntamos también cómo va a ser que los infantes aprendan a decir que No, cómo van a aprender a poner sus propios límites.
Esta vez no me voy a entretener demasiado, no es un tema que se pueda sistematizar en una metodología y entiendo que necesita un abordaje desde distintos ángulos. Lo que sí voy a hacer es hablaros de uno de estos factores de aprendizaje que entiendo que son fundamentales desde el nacimiento, los momento de cuidado y de interacción con el adulto, principalmente en el seno del hogar (pero lo mismo va para la escuela)
Porque para aprender a decir que no lo primero es saber que puedes decir que no.
¿Y dónde aprende uno a saber que puede decir que no? Esto, en primera instancia, no se aprende jugando ni interactuando con otros niños, esto se aprende en tu casa con tu familia, si tu madre o tu padre no te dan un espacio real donde puedas decir No, cualquier otro esfuerzo en este sentido va a ser muy complicado.
En el seno de la familia, durante los momento de cuidado, es donde los infantes van a poder tener las primeras oportunidades para saber que pueden decir que No.
Si al coger el brazo de un/tu bebé para ponerle la manga de la camiseta, aún habiendo anticipado con palabras, notas ese brazo rígido y poco colaborador, ¿vas a forzar la situación? ¿No merece esta forma de negación y oposición que sea escuchada, no merece diálogo? De verdad, tú, adulto, ¿eres el único que se cree con el derecho de poner límites y decir No?
¿Qué hacemos con los noes de nuestro hijos e hijas y de los infantes en general? ¿Les damos un lugar, los escuchamos, los dialogamos, los negociamos? O simplemente los arrasamos. ¿Le echamos la bronca o los reprendemos por oponerse a nuestras peticiones? ¿Así cómo va a saber que puede decir que No cuando algo no lo quiera o le disguste o le desagrade?
El NO de cada niño y niña debería ser vivido como una oportunidad, una oportunidad para ellos de vivir y experimentar sus propios límites en relación con los otros y una oportunidad para el diálogo, la escucha y la negociación.
Y ya para acabar (que dije que no me extendería), una cita de Anna Tardos y Vauser-Paumelle en el artículo Reglas y límites en la guardería. Adquisición de actitudes:
«En realidad, cuando el niño no obedece inmediatamente no se trata de un fracaso sino de un intento de intercambio. El intercambio forma parte integrante de la socialización. En todos los grupos las personas se influencian mutuamente, se transigen. Aprenden a aceptar y a influenciar en el otro y en sus exigencias.
[…]
Es importante que el niño pueda debatir en el seno de su familia; intentar negociar las reglas, a fin de sentir que él también tiene influencia en los acontecimientos»
Los adultos tenemos la tarea de poner límites, claro, los límites son una forma de cuidado, pero si les arrebatamos el NO los dejamos expuestos, indefensos y sin recursos.
Romina Perez Toldi / Pedagoga especializada acompañamiento al desarrollo motor, el juego libre y los cuidados infantiles.
4 comentarios en «Aprender a decir No»
Interesante pero, que hacer cuando hay q vestir si o si a un bebé de 13 meses para ir a la guardería. Me tomo el tiempo necesario pero el tiempo corre y no puedo dejarlo sin vestir.
Puede ser una solución empezar antes? Quizá no estamos sabiendo guiar la situación?
Reflexiones que lanzo 🙂
Me gusta mucho tu forma de ver la infancia. Intento aplicar al máximo la crianza respecutosa con mi peque de 14 meses, aunque sé que me queda muuuuuuuuuuuuuucho que aprender pues el piloto automático y la falta de referentes a veces me pierden….. ¿cómo gestionarías ponerle unas gotas en los ojos para curar una conjuntivitis? ¿o el termómetro para medir du fiebre? mi hija a esto dice NO… pero sé que es necesario hacerlo…. ¿me iluminas un poco más?
Hola Marta!
Tengo un post que justamente habla de «Los cuidados desagradables» y te puede ser muy útil para abordar estas situaciones https://tetaaporter.com/2017/10/18/los-cuidados-desagradables/
Saludos!
Romina