Llega la navidad y me preguntáis muchísimo sobre los materiales de juego, cuáles son mejores, qué escoger para cada edad, cómo presentarlos o si invertir en esto o lo otro vale la pena…
A mí me encantaría poder daros una respuesta clara y sencilla, pero no es tan simple, para escoger los materiales de juego no solo hay que tener un conocimiento general del desarrollo cognitivo y de la manipulación, también hay que conocer al bebé/niño/a que tenemos delante, nada os dará una mejor observación de lo que necesita ese infante que la observación de su juego autónomo.
Evidentemente, yo os puedo dar unas indicaciones generales según la edad que tenga, un bebé necesita materiales ligeros, fácilmente manipulables y hasta el tercer trimestre aproximadamente los explorará uno a uno, se los llevará a la boca, los cambiará de mano, los lanzará, golpeará o arrastrará; a partir de este tercer trimestre empezará a combinar materiales, comenzará a sacar, meter, vaciar o poner encima; una vez cumplido el año estas combinaciones se irán volviendo más complejas y más precisas y a partir de los 2 años entrará con fuerza el juego simbólico.
Todo esto lo realizará en movimiento, ocupando todo el espacio del que sea capaz y desde una necesidad esencial de desarrollarse a nivel motriz y encontrar nuevos retos (subir, bajar, entrar, salir, escalar…)
Pero esta que os doy no deja de ser una idea muy general y aproximada, yo no puedo saber si está en un momento dónde mira de encajar todo lo que encuentra o le gusta más apilar o está probando a lanzar distintos objetos o está tan centrado en aprender a caminar y arrastrando sillas que la precisión en la manipulación ha pasado a segundo plano.
Una de las claves es la variedad y la cantidad, si tenemos suficiente cantidad y variedad de materiales preferentemente desestructurados, difícilmente cada infante no vaya a encontrar respuesta a su interés particular.
Los materiales desestructurados permiten tanta variedad en el uso que muchos de ellos nos servirán tanto a partir de los 3 o 4 meses como con 3 años, el pañuelo Pikler es un buen ejemplo de esto, o un simple bol, que se puede coger, chupar, lanzar, apilar, encajar o jugar a cocinar, son materiales con los que es difícil fallar. Algo harán con ellos.
Por otro lado, es importante recordar que desde la base del juego autónomo no usamos los materiales para llevar al infante al lugar que a nosotros nos parece que debería estar. No usamos los materiales para conducir al niño, yo no digo, debería hacer más construcciones, así que voy a quitar las pelotas que le encanta lanzar y voy a poner más piezas de construcción. Si el niño/a tiene interés en lanzar pelotas quizá busque más variedad de pelotas o añada unos sacos de semillas o busque materiales que pueda lanzar y le den distinta información: el peso, la textura, el sonido, la velocidad, la forma de rodar…
Desde la base del juego autónomo buscamos los materiales que vayan a enriquecer el juego de cada bebé, niño y niña, y para esto no hay nada mejor y más preciso que observar y conocer al infante que tenemos delante, nadie nos puede ahorrar este trabajo, yo os puedo dar unas indicaciones generales sobre el juego y su acompañamiento, os puedo lanzar alguna reflexiones que quizá os cambien los esquemas, podemos trabajar juntos y juntas la mirada y un conocimiento cada vez más profundo del 0 a 3, pero nadie mejor que vosotros y vosotras para conocer qué necesitan los bebés/niños y niñas que acompañais de forma cotidiana, ya sea en casa o en la escuela.