Hay muchos factores que debemos tener en cuenta cuando nos planteamos acompañar y educar para una socialización pacífica y un acompañamiento emocional real (os recomiendo leer el anterior artículo sobre el acompañamiento emocional).
Entre ellos hay 2 aspectos básicos que me parecen imprescindibles cuando nos planteamos acompañar procesos de crecimiento de forma no violenta.
1. EL INFANTE DEBE PODER VIVIRSE SIEMPRE BUENO
Debemos ejercer de forma auténtica una mirada positiva sobre bebés, niños y niñas y ellos deben poder construir una imagen positiva de sí mismos, lejos de etiquetas, juicios y prejuicios. Si no se viven buenos difícilmente podrán ejercerlo, no hay más.
El infante debe saber que es aceptado en lo que es y en lo que está siendo y debemos poder transmitirle todo lo bueno que hay en él a través de nuestras palabras, nuestros gestos, nuestra mirada y nuestros actos.
De esta forma podremos construir relaciones auténticamente positivas donde todas las partes puedan sentirse cómodas y validadas, así como con voluntad de seguir contribuyendo y construyendo de forma positiva.
2. EL AFECTO INCONDICIONAL
En ningún caso el infante debe sentir que la relación con el adulto puede verse afectada.
No pondremos nunca en juego nuestro afecto por el infante y él o ella deben poder estar siempre seguros de su relación con el adulto para que esta pueda ser verdaderamente aseguradora ¿obvio, no? Pues constantemente metemos la pata con eso y de forma explícita y/o sutil los hacemos dudar o justificamos nuestro afecto según su comportamiento.
Se trata de entender que el bebé, niño o niña, en ningún caso quiere fastidiarnos ni ser una molestia para nosotros, todo lo contrario, desea ser aceptado y amado, desea comprender e integrarse en sociedad, desea ser aceptado.
El infante no nos reta, el infante quiere comprender, el infante no hace un pulso, el infante quiere ser aceptado y validado, el infante no nos toma el pelo, el infante negocia.
LOS LÍMITES COMO FORMA DE CUIDADO
Ninguno de estos 2 aspectos implica no poner límites o no acompañar un proceso de socialización que implica educar en una serie de normas y valores.
Es importante ubicar en el contexto cultural, ofrecer un marco seguro y velar por el reconocimiento de uno y del otro, entre otras cosas.
Aquí será nuestra tarea poder sostener el límite y las emociones que se deriven de forma aseguradora para el infante.
Lo que quiero decir aquí es que si tenemos una mínima idea enfocada a un mundo mejor, debemos empezar por lo que tenemos delante y hacernos responsables de las relaciones que estamos construyendo hoy con cada infante en particular y con la infancia en general.