Hace unas semanas, cómo ya sabréis, tuve la oportunidad de participar en el #postinvitados del genial blog de Elena López Monitos y Risas
Cada semana Elena abre un espacio para que profesionales como yo, que empezamos el acompañamiento a familias y bebés, podamos darnos a conocer desde un blog de tanto éxito como es el de Monitos y Risas. Le estoy enormemente agradecida por un gesto tan generoso.
En Monitos y Risas vais a poder encontrar un montón de información en todo lo que toca a la crianza en brazos. Además Elena López es una de mis profesoras en la formación de Asesoras Continuum
En esta ocasión quise retomar y acabar de pulir un texto que escribí a los pocos meses de nacer Greta y que sigo queriendo compartir.
En Nadie me avisó, nadie nos avisó hablo de cómo en muchísimas ocasiones, el hecho de dar el pecho ha transformado la relación con nuestros hijos y con nosotras mismas. Por muy informadas y seguras que estemos de querer dar el pecho, una cosa es el acto en sí y otra lo que puede llegar a significar.
Os dejo una pincelada del texto y el enlace al blog dónde encontrareis el artículo entero. Espero que os guste:
«La primera vez, nada más nacer (de eso hace algo más de 2 años), en que mi hija se prendió de mi pecho, no podía ni imaginar como ese sencillo gesto podría llegar a conformar/transformar/reformar tanto mi cotidianidad, mi feminidad, mi maternidad y mis relaciones (en lo privado y en lo público). Dar el pecho a un bebé significa estar constantemente disponible, entregada, día y noche, en una tarea, la de la maternidad, que no puede ser sustituida ni reemplazada por otra persona ni por otra cosa.»
http://blog.monitosyrisas.com/nadie-me-aviso-nadie-nos-aviso-postinvitados/